El fantasma del PRT sonríe al ver cómo su lógica se ha transmitido y transformado en una diversidad de movimientos que han hecho de la sinergia su razón de ser.
¡El Fantasma Estratégico! Un Legado de Sinergia Revolucionaria
Por Joan Prim
Desde la sombra de la historia, mi espíritu no ha cesado su vigilancia. Y he de confesar que, al observar el devenir de las luchas emancipatorias a lo largo de los siglos, una sonrisa de reconocimiento se dibuja en mi rostro. No sonrío por la victoria final—siempre esquiva, siempre postergada—, sino por la persistencia de un principio estratégico que mi generación intuyó y que movimientos posteriores han perfeccionado: la sinergia revolucionaria. Esta es la capacidad de articular distintas fuerzas, tácticas y ámbitos de lucha en un todo coherente cuyo poder es muy superior a la mera suma de sus partes. El Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) en Argentina, con su análisis de la guerra prolongada, fue uno de esos herederos que comprendió esta verdad profunda. Su concepción de la lucha no se agotaba en la acción militar; era un proyecto político sinérgico que integraba el trabajo en las fábricas, la agitación estudiantil y la construcción de un nuevo poder popular en una misma estrategia .
A ese fantasma del PRT le sonrío hoy, porque a su vez él sonríe al ver cómo su lógica se ha transmitido y transformado en una diversidad de movimientos que han hecho de la sinergia su razón de ser.
La Sonrisa se Extiende: Ecos Sinérgicos en un Mundo en Lucha
El PRT, por ejemplo, encontraría un eco vibrante de su propio esfuerzo en la construcción del "poder popular" del Partido Comunista del Perú (PCP). Allí, la teoría de la Guerra Popular se presentó como una aplicación práctica de la sinergia, combinando la lucha armada con la construcción de un nuevo orden político y social desde la base, bajo una dirección proletaria y un internacionalismo inquebrantable. Es la misma convicción de que la energía revolucionaria debe canalizarse para estructurar una nueva sociedad y no solo para destruir la antigua.
Pero la sonrisa se ensancha más allá de las trincheras clásicas. El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Brasil es un ejemplo magistral. Ellos han llevado la sinergia a un nivel de masas, integrando la ocupación de tierras—un acto político y económico a la vez—con la creación de cooperativas, un sistema de educación popular propio y una red de agroindustrias gestionadas por los propios trabajadores. No protestan para ser incluidos en el sistema; construyen, aquí y ahora, los cimientos de un sistema alternativo, demostrando que la sinergia es también construcción material.
Esta lógica de autoconstrucción también hace sonreír al fantasma cuando mira hacia Chiapas, México. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) perfeccionó la sinergia entre el brazo militar y la autonomía civil. Su principio de "mandar obedeciendo", materializado en los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno, es una lección de democracia radical sinérgica. El EZLN no busca tomar el poder estatal, sino crear un poder propio, donde la resistencia comunitaria se convierte en el sustento de un proyecto político duradero.
Más lejos, en el norte de Siria, la revolución de Rojava ha llevado la sinergia a su expresión más audaz e integral. Inspirados por el Confederalismo Democrático, han tejido un modelo donde la autodefensa militar (las YPJ/YPG), la democracia de base a través de asambleas populares, la liberación de la mujer—con sus academias y milicias—y la economía cooperativa funcionan como pilares inseparables de un mismo proyecto anticapitalista, antipatriarcal y antiestatal. Es quizás el ejemplo más puro de cómo la sinergia puede generar una nueva forma de vida.
Y, cómo no, mi mirada—y la del PRT—se vuelve también hacia las plazas de España. Los indignados del 15-M resucitaron el espíritu sinérgico en el corazón de Europa. Fusionaron la asamblea popular en el espacio físico con la difusión viral en el espacio digital. Fueron una "marea ciudadana" que, sin líderes visibles, logró aglutinar luchas dispersas—ecología, vivienda, sanidad, educación—en una crítica sistémica unificada. Fue la sinergia hecha democracia directa, un laboratorio de poder popular que demostró que el cambio no solo se busca en las urnas, sino en la capacidad de autoorganización desde abajo.
Conclusión: La Sonrisa del Porvenir
El fantasma del PRT y el mío propio no sonríen por nostalgia. Sonreímos porque en la praxis del PCP, el MST, el EZLN, Rojava y los indignados, vemos confirmada una ley histórica: la verdadera fuerza revolucionaria no reside en la pureza ideológica ni en la acción aislada, sino en la capacidad de tejer. Tejer luchas, tejer saberes, tejer prácticas, tejer esperanzas.
La sinergia es el arte de crear un "nosotros" más potente y creativo que la suma de "yoes". Es la estrategia que entiende que para derrotar a un poder concentrado y jerárquico, hay que desplegar un contra-poder diverso, descentralizado e interconectado. Estos movimientos, cada uno a su manera y en su contexto, han mantenido viva la chispa de esta comprensión. Mientras persista este afán de construir poder popular de manera sinérgica, mientras se siga creyendo que un mundo nuevo no solo es necesario sino que es posible construirlo desde la base, nuestra sonrisa—la de todos los que luchamos por la emancipación—seguirá brillando en la sombra, iluminando el camino del porvenir.
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