Palmiro Togliatti: La Traición al Legado de Gramsci y el Mito de su "Eficacia"
La figura de Palmiro Togliatti, secretario general del Partido Comunista Italiano (PCI), no fue la de un heredero fiel de Antonio Gramsci, sino la de un burócrata que dilapidó el potencial revolucionario de su pensamiento para someterlo a los intereses de Moscú y a su propio pragmatismo político. Lejos de ser un estratega eficaz, Togliatti fue un traidor al marxismo crítico que Gramsci defendió hasta su muerte. Aquí se desmonta el mito de su "eficacia" y se expone su traición:
1. Censura y complicidad con el estalinismo: El silenciamiento de Gramsci
En 1926, Gramsci escribió una carta histórica a Togliatti, entonces en Moscú, advirtiendo sobre los riesgos de la burocratización estalinista y la fractura en el liderazgo soviético. Togliatti, lejos de defender a su camarada, ocultó la carta al Comité Central y minimizó sus críticas para no contrariar a Stalin. Este acto no fue un error, sino una traición consciente: Gramsci fue abandonado a su suerte en las cárceles fascistas mientras Togliatti aplaudía las purgas de Moscú.
Además, Togliatti avaló la línea del "socialfascismo" impuesta por Stalin en 1929, que atacaba a socialistas y anarquistas como "enemigos principales". Gramsci, desde la cárcel, rechazó esta estrategia por suicida y sectaria, pero Togliatti priorizó su lealtad a la URSS sobre la vida de su compañero. La "eficacia" de Togliatti fue, en realidad, servilismo al terror estalinista.
2. Manipulación post mortem: Gramsci domesticado
Tras la muerte de Gramsci en 1937, Togliatti se erigió como custodio de su obra, pero su labor fue una operación de falsificación. Al editar los Cuadernos de la cárcel, suprimió pasajes críticos con el estalinismo y reinterpretó conceptos clave para vaciarlos de su radicalidad.
La hegemonía cultural, que para Gramsci era un proceso de lucha revolucionaria desde las bases, fue reducida por Togliatti a una táctica electoral burguesa.
La "filosofía de la praxis", núcleo del marxismo gramsciano, fue despojada de su dimensión crítica y convertida en un eslogan para justificar el reformismo del PCI.
Togliatti no difundió a Gramsci: lo castró, transformando al teórico revolucionario en un ícono inofensivo para la Italia posfascista.
3. El "Giro de Salerno": La renuncia a la revolución
En 1944, Togliatti pactó con la monarquía y la Democracia Cristiana en la Svolta di Salerno, un giro que enterró cualquier esperanza de socialismo en Italia. Bajo el pretexto de "unidad antifascista", Togliatti:
Desarmó a los partisanos comunistas, muchos formados en las ideas gramscianas de guerra popular.
Traicionó a la clase obrera, priorizando la reconstrucción capitalista sobre la transformación social.
Gramsci había teorizado la "revolución pasiva" como una estrategia para evitar que la burguesía cooptara las luchas populares. Togliatti, en cambio, entregó la revolución a la burguesía, convirtiendo al PCI en un apéndice del sistema.
4. Eurocomunismo: La farsa de la "vía democrática"
Togliatti promovió el eurocomunismo como una "tercera vía", pero este no fue más que oportunismo disfrazado de pragmatismo. Mientras Gramsci insistía en que la democracia burguesa era un campo de batalla para la guerra de posiciones, Togliatti la convirtió en un fin en sí mismo.
Abandonó la lucha de clases: El PCI bajo Togliatti priorizó los pactos con la Democracia Cristiana sobre las huelgas y la movilización obrera.
Silencio cómplice ante la URSS: Tras la invasión soviética de Hungría (1956) y la represión en Praga (1968), Togliatti mantuvo su lealtad a Moscú, traicionando el principio gramsciano de autocrítica revolucionaria.
El eurocomunismo no fue una estrategia, sino una capitulación que convirtió al PCI en un partido socialdemócrata sin rumbo.
5. El mito de la "eficacia": Togliatti como sepulturero del marxismo italiano
Se ha glorificado a Togliatti como un líder "práctico" que supo adaptarse, pero su "eficacia" fue un fraude:
Consolidó un partido burocrático, jerárquico y alejado de las bases, contrario al intelectual colectivo que Gramsci imaginó.
Enterró la revolución italiana: Su obsesión por el poder institucional permitió que la burguesía reconstruyera su hegemonía sin resistencia.
Legado de derrota: El PCI, bajo su mando, nunca desafió seriamente al capitalismo, allanando el camino para su disolución en 1991.
Conclusión: Togliatti, el traidor que vendió a Gramsci por un lugar en el sistema
La historia oficial celebra a Togliatti como un "gran líder", pero su verdadero rol fue el de un funcionario del aparato estalinista que sacrificó el potencial revolucionario de Italia en el altar de sus ambiciones. Gramsci murió en una cárcel fascista; Togliatti murió en una Italia donde el PCI había renunciado a cambiarlo todo.
La traición no fue un accidente, sino un proyecto: Togliatti usó el nombre de Gramsci para blanquear su propia sumisión al poder. Hoy, su "eficacia" se revela como lo que siempre fue: una coartada para la cobardía política.
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