Marielle Franco y Juana Azurduy: La Fuerza Femenina en la Lucha Emancipatoria
Marielle Franco (1979-2018) y Juana Azurduy (1780-1862) representan dos siglos de resistencia femenina en América Latina, con luchas separadas por el tiempo pero unidas por su carácter revolucionario y su desafío a las estructuras de poder establecidas. Aunque vivieron en contextos históricos completamente diferentes, ambas encarnaron la potencia transformadora de las mujeres en los procesos de liberación.
Juana Azurduy, heroína de la independencia del Alto Perú (actual Bolivia), comandó tropas mientras estaba embarazada de su quinto hijo, desafiando los roles de género de su época. Como parte de las "Las Amazonas" en la Guerra de la Independencia, demostró que la lucha revolucionaria y la maternidad podían coexistir, rompiendo el estereotipo de la mujer confinada al espacio doméstico.
Marielle Franco, desde las favelas de Río de Janeiro, encarnó una lucha similar contra múltiples opresiones. Como mujer negra, favelada, madre y socióloga, enfrentó simultáneamente el racismo, el clasismo y el machismo. Su activismo mostró que la maternidad no era un impedimento para la militancia política, sino que podía ser una fuente adicional de fuerza y compromiso.
Ambas compartieron el coraje de enfrentar sistemas de poder violentos. Azurduy luchó contra el ejército realista español, perdiendo a su esposo y cuatro de sus hijos en la guerra independentista. Marielle desafió a las milicias y al estado narco-policial de Río, pagando con su vida su compromiso con los marginados.
Sus luchas representan diferentes fases de la emancipación latinoamericana: Azurduy en la independencia formal del colonialismo español, Marielle en la lucha contra el colonialismo interno y las opresiones estructurales del siglo XXI. Ambas entendieron que la verdadera liberación requiere confrontar múltiples formas de dominación simultáneamente.
La conexión entre ambas se manifiesta en cómo desafiaron la división entre lo público y lo privado. Azurduy llevó su embarazo al campo de batalla, Marielle llevó su maternidad a la arena política. Ambas mostraron que el cuerpo de las mujeres, particularmente el cuerpo de las mujeres racializadas, puede ser simultáneamente territorio de opresión y espacio de resistencia.
Hoy, ambas son símbolos reivindicados por movimientos feministas en América Latina. Juana Azurduy, representada en monumentos y billetes, y Marielle Franco, convertida en ícono global de la resistencia antirracista y feminista, demuestran que la lucha por la liberación tiene rostro de mujer.
La herencia de ambas nos recuerda que la verdadera revolución debe ser antipatriarcal, anticolonial y antirracista, y que las mujeres siempre han estado al frente de estas luchas, aunque la historia oficial frecuentemente las haya invisibilizado.
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