PRÓLOGO: DEL LITIO A LA DOCTRINA — UNA RESPUESTA ESTRATÉGICA DESDE EL SUR
Este tratado no nace en el vacío de la teoría, sino en el terreno concreto de la disputa estratégica más definitoria del siglo XXI en América del Sur: la batalla por el Triángulo del Litio.
En las áridas extensiones salinas de Argentina, Bolivia y Chile yace más del 50% de las reservas mundiales conocidas de este mineral, esencial para la transición energética global. Este territorio se ha convertido en el epicentro de una pugna silenciosa pero feroz entre modelos civilizatorios antagónicos. Por un lado, el paradigma extractivista heredado, ya sea bajo la égida de corporaciones transnacionales o de estatismos burocráticos, que replica la vieja fórmula colonial: extracción del recurso, exportación de materia prima, externalización de costos socioambientales y dependencia tecnológica. Por el otro, la emergencia de una demanda histórica de los pueblos originarios y comunidades locales, que habitan estos territorios y exigen ser reconocidos no como obstáculos, sino como los legítimos arquitectos de su propio futuro.
El litio no es solo un commodity; es la prueba de fuego para la soberanía del Sur Global. Puede ser el último eslabón de una cadena de dependencia, o la piedra angular de un nuevo modelo de desarrollo. La pregunta que reverbera en el desierto es simple y brutal: ¿quién diseña, controla y se beneficia de esta transición?
Durante décadas, las respuestas a este dilema han oscilado entre dos polos igualmente insatisfactorios: un nacionalismo estatal rígido que, al monopolizar la renta, suele ahogar la innovación y marginar a las comunidades, y una resistencia comunitaria puramente defensiva que, careciendo de un proyecto escalable de poder, puede quedar confinada a la protesta local. Frente a este callejón sin salida, la Doctrina Cobriza emerge como la síntesis superadora.
Esta doctrina fue concebida y refinada precisamente al analizar este tablero. Observamos que la verdadera soberanía no se decreta desde un ministerio, ni se defiende solo con barricadas. La soberanía, en el siglo XXI, debe construirse. Y para construirla, se requiere una ingeniería política tan precisa y robusta como la que diseña una batería o una planta de procesamiento.
La Doctrina Cobriza es esa ingeniería. Ofrece un sistema operativo completo para transformar la posesión territorial y la legitimidad histórica de un pueblo en poder político, económico y tecnológico irreversible. Su método —la Triada de Fusión Cognitiva, Propietaria y Política— proporciona el marco para que una asamblea de comunidades atacameñas o kollas pueda, de manera metódica:
Conocerse a sí misma como un actor colectivo con capacidad estratégica (Fusión Cognitiva).
Constituirse como el accionista mayoritario y rector de la empresa que explote el recurso en su territorio, a través de fideicomisos comunitarios inalienables (Fusión Propietaria).
Proyectar ese poder material para incidir en la legislación nacional, formar sus propios cuadros técnicos y definir los términos de la alianza con capitales o Estados externos (Fusión Política).
Este tratado, por tanto, es el desarrollo exhaustivo de ese sistema operativo. Lo que comenzó como un marco para asegurar que el litio financie la vida buena de las comunidades, y no solo la acumulación en manos ajenas, reveló su potencia como un modelo universal para la construcción de hegemonía popular en cualquier frente: la agricultura, la vivienda, la salud, la cultura.
Al hacer público este trabajo, no ofrecemos un manifiesto más. Ofrecemos un manual de obra para los pueblos del Sur Global que estén decididos a dejar de ser objetos de la historia para convertirse en sus sujetos conscientes. El litio es solo el primer caso. La Doctrina Cobriza es la herramienta para todos los que siguen.
Joan Prim
Director del CESA - Centro de Estrategias Sul-Globais
Diciembre de 2025
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